Chinú y la historia de sus corralejas

Por: Hernando Vergara Yepes

Primera parte

Fue en la isla de Creta (Grecia) donde se dieron los primeros espectáculos taurinos que se recuerde, representados en la fuerza del animal frente a la habilidad y destreza del hombre.

La difusión de la cultura Española en America, nos trajo consigo a la Costa Caribe Colombiana, desde la época de la colonia, no exactamente un espectáculo taurino como tal, si no más bien como una escuela de manejo del ganado, toda vez que había la necesidad de herrar, descornar ó curar el ganado y por la presencia de los hijos de los capataces de las fincas vecinas, de amigos, parientes e invitados del dueño de las reses a su finca, éstas faenas a través del tiempo se fueron convirtiendo en espectáculo. Por lo regular este trabajo lo hacían coincidir con las fiestas patronales religiosas, perdurando en el tiempo hasta nuestros días.

El vocablo corraleja es netamente criollo, derivado de corral y su acepción significa espacio delimitado por unas cercas construidas básicamente con madera y en cuyo espacio se lidian toros bravos.

Las Corralejas en sus inicios se hacían sin palco, más tarde se construyeron los mismos, para la comodidad de los espectadores que crecían y no querían tener ningún tipo de riesgo.

No fue ajeno Chinú de ese tipo de constantes eventos heredados, pero el inicio de la fiesta en corraleja que se celebraban en el municipio de Chinú, data desde el año 1925 hasta 1959 frente a la iglesia Sn Francisco de Asís; del año 1960 al 1979 en la plaza San Simón; del año 1988 al 1991 en el barrio 31 de Octubre y desde 1992 a 1994 en la finca de Dn Roger Velez, salida a San Andrés( Apunte tomado del libro Chinú: un pueblo, una historia, una cultura, del profesor e historiador Victor Uribe Porto).

La corraleja la ubicaban donde actualmente se encuentra el parque principal, es decir frente a la inglesia; se conformaba una junta directiva compuesta por ganaderos y prestantes personalidades de nuestra sociedad; la junta se distribuía sus funciones:

-Los encargados de construir la corraleja visitaban a propietarios de fincas, pequeñas parcelas y agricultores para que colaboraran con caña guadua, bejuco cadena para el amarre y postes ó “madrinas” regularmente de guarumo, que sembraban en forma vertical y en los cuales se amarraban las cañas guadua en forma horizontal. Estos materiales eran traídos al lugar con debida anticipación; era una construcción primitiva, pero no por eso menos segura, quienes no tenían ese material se comprometían con la junta a prestar sus servicios de obra de mano para lo necesario, todos colaboraban, era una fiesta del pueblo para el pueblo.

-Los comisionados de buscar los toros de lidia (raza criollo y cebú) visitaban a reconocidos ganaderos de la región y de ésta localidad para reunir la torada para los cuatro días de fiesta, entre ellos Dn. Joche Tulena, de su hacienda “Bella Vista” ubicada en San Andrés Córdoba; Dn. Rafael Andrés Vásquez Cordero de su finca “Corral Viejo” en el corregimiento de Pitalito, jurisdicción de San Marcos Sucre; Dn Enrique Escobar de su hacienda “Tembladera”; Tulio Figueroa de su finca “San Antonio” y Dn Néstor Ramos González de sus fincas “ El Bongo” y “La Estancia”, quien normalmente daba dos días de toros y cada uno de los días los astados eran de un mismo color: negros, blancos ó jaboneros.
-Los miembros de la junta se encargaban de contratar dos bandas de músicos para amenizar las cuatro corridas de toros, sus fandangos, las entradas de los toros a la Corraleja en las mañanas y la recepción en la finca del ganadero dueños de los toros que se lidiarían cada día; tenían también la labor de contratar la pólvora(“Recamaras”, “canillas” y “voladores”) con Miguel Castillo Díaz, apodado “Polvorín” en razón a su oficio, el cual además era torero.

Una vez finiquitada la logística, procedían a establecer el orden en el que se lidiarían los toros de cada ganadero, se disputaban el sábado y domingo, por ser los días de más afluencia de público.

La corraleja se construía en lo que es hoy el parque principal y los palcos en el sector conocido actualmente como “Riquipan”, herederos de Dn Cipriano Romero y “Casa de la Cultura”, adjudicando en arriendo el área de construcción por parte de la junta para sufragar sus gastos, regularmente estos espacios eran adquiridos por familias; el otro sector que servía de palco eran los portales, el uno de la familia Ojeda, donde hoy se encuentra la “Olimpica” y el otro de Dn. Fernando Vélez, donde hoy funciona la Alcaldía Municipal. La junta directiva tenía su propio palco, llamado “El Palco de la Junta”. Por los lados del Dr. Castillo Diazgranados y frente a la iglesia principal no se construían palcos, para que las personas que no tuvieran la oportunidad de ver la corrida en palco lo hicieran sentados en las barandas horizontales de la corraleja apoyándose en los postes que soportaban la misma.

El santo patrono del pueblo tenía dos celebraciones, la religiosa ó sagrada el 24 de octubre y la profana un mes más tarde.
El entusiasmo del pueblo por sus fiesta era tanto que tres semanas antes del inicio de la fiesta se escogían dos días sábados, para el juego de la “vaca loca” que no era más que un armazón con tiras de tabla que forraban por los costados con saco y en la parte delantera le colocaban la carabela de un toro y forraban sus cachos con trapos viejos, le impregnaba gasolina que prendían y una persona la manipulaba encima de su cabeza corriendo detrás de las personas que participaban en el juego, en el lugar donde realizarían las corridas de toros.

Foto: Plaza principal y al fondo “Los Portales”