Crisis de seguridad en el barrio ‘Los Ángeles I’: Comerciantes cierran sus tiendas ante amenazas de extorsión

El brutal asesinato de Hernán Vásquez Ardila, reconocido como el ‘Cacha’ y dueño de una tienda en Los Ángeles I, ha destapado una alarmante realidad para los comerciantes en Barranquilla, quienes viven aterrados por las crecientes extorsiones en la zona.

A pesar de una breve pausa en las extorsiones en la ciudad, los comerciantes del barrio Los Ángeles I se encuentran cerrando sus negocios en masa tras recibir amenazas de extorsionistas que exigen pagos económicos bajo amenazas de violencia.

El homicidio de Vásquez Ardila, perpetrado por tres sicarios en moto el martes 9 de enero, evidencia la gravedad de la inseguridad en esta parte del suroccidente de la ciudad. Muchos comerciantes, incapaces de hacer frente a las demandas de los criminales, optan por cerrar sus establecimientos ante el temor constante.

“Hernán trabajó muy duro para poder tener lo que quería. No pudo disfrutar de la casa que construyó al frente de la tienda y de unos apartamentos que mandó hacer con el esfuerzo de su trabajo”, lamentó una vecina del sector.

La comunidad reporta el cierre de aproximadamente 20 tiendas en el barrio debido a intimidaciones similares. Orlando Jiménez, presidente Ejecutivo de Undeco en Atlántico, expresó su repudio ante este trágico suceso y exigió a las autoridades la captura de los responsables.

Aunque se había registrado una disminución previa en los casos de extorsión, el reciente ataque a la tienda “La Mano de Dios” en la Ciudadela 20 de Julio ha revivido el temor entre los comerciantes. Un sicario disparó contra una vitrina de la tienda, generando pánico entre los propietarios.

El coronel Dave Figueroa, comandante operativo de la Policía Metropolitana de Barranquilla, anunció medidas para capturar a los responsables. En coordinación con la Alcaldía distrital, se ofreció una recompensa de hasta 15 millones de pesos por la identificación y captura de los autores del homicidio de Hernán Vásquez Ardila.

La extorsión se posiciona como un flagelo que atormenta a los barranquilleros, privándolos de vivir y dormir tranquilos. Las autoridades están decididas a abordar esta problemática y brindar seguridad a la comunidad afectada.