“Falta cinco pa´las doce”, la canción emblemática escuchada en cada rincón colombiano el 31 de diciembre

Cinco pa´las doce en la voz de Aníbal Velásquez

El himno melancólico de Año Nuevo retrata el duro contraste de emociones que deja terminar un ciclo

Nieves Oswaldo Oropeza Peña, el talentoso compositor venezolano, dejó un legado musical inolvidable que perdura a través de sus canciones. Nacido el 5 de agosto de 1938 en Garabatos, San Pedro de Los Altos, Ciudad de Los Teques, Estado Miranda, Venezuela, fue el tercer hijo de Cruz Peña y Eusebio Oropeza. Su infancia transcurrió junto a cinco hermanos: Pablo, Ireneo, Prisco, Amada e Ismael.

Desde joven, Oropeza mostró un interés y habilidad innatos para la música, marcando el inicio de una carrera que influiría en la cultura musical venezolana. A lo largo de su vida, demostró su destreza como compositor, destacando en la creación de canciones navideñas y valses, entre ellos “Faltan 5’pa las doce”, que fue interpretado magistralmente por Néstor Zavarce, convirtiéndose en un clásico durante la temporada navideña.

Además de su obra más reconocida, Oropeza compuso otras piezas notables como “Mamá, ¿dónde están los juguetes?” interpretado por Raquel Castaño, “El Perico” interpretado por Rafael Montaño, “Tarde Gris”, “Zulay”, “Campirana”, “La Noche de tu Partida”, “Puerto Abandonado”, “Ausencia” y “Carita de Luna”, entre otras. Cada una de estas composiciones refleja su versatilidad y la profundidad de su talento creativo.

Trágicamente, Oswaldo Oropeza falleció el 3 de diciembre de 1998, dejando un vacío en la escena musical venezolana. Sin embargo, su música continúa resonando en los corazones de aquellos que aprecian su obra, y su contribución al patrimonio musical de Venezuela sigue siendo recordada y celebrada.

PRIMERA VERSION GRABADA DE: FALTAN CINCO PA LAS DOCE. LP. «Gallo Pelón»

«Faltan cinco pa’ las doce»

La versión original apareció en 1963. Compuesta por el venezolano Oswaldo Oropeza y cantada por Néstor Zavarce, “Faltan cinco pa’ las doce” llegó a El Salvador en la década de 1960 y se convirtió en una de las canciones más representativas de esta época.

Las campanas de la iglesia están sonando / anunciando que el año viejo se va / la alegría del Año Nuevo viene ya / los abrazos se confunden sin cesar”, canta en un primer momento una voz grave acompañada por un sentido arreglo musical.

Luego la sonata se llena de más ímpetu y el cantante lanza un anuncio que profundiza el aura melancólica:

Me perdonan que me vaya de la fiesta / pero hay algo que jamás podré dejar / una linda viejecita que me espera / en las noches de una eterna Navidad”.

En adelante, la escena es compuesta: un hombre entona, su coro lo respalda y millones de latinos escuchan la letra entre lágrimas a escasos instantes de que se cierre un ciclo más.

Ese es el impacto de ‘Faltan cinco pa’ las doce’, la canción que se ha convertido en el himno de cada fin de año desde hace más de 50 años en la región.

Un rincón idílico más allá de Pozo de Rosas, en la comunidad rural de El Garabato, emerge como el lugar de origen de un ícono musical venezolano: Oswaldo Oropeza. Nacido en este pintoresco rincón del municipio Guaicaipuro, Estado Miranda, Venezuela, el 5 de agosto de 1938, Oropeza se erigió como el genio detrás de una composición que ha resonado en los corazones de venezolanos durante décadas: la canción “Faltan 5 pa’ las doce”.

Esta melodía, convertida en un himno de la Navidad, se inmortalizó gracias a la magistral interpretación de Néstor Zavarce. Cada diciembre, la llegada de las doce campanadas trae consigo la entonación espontánea de esta canción, recordándonos a Oropeza y evocando emociones de añoranza y reflexión.

La historia de “Faltan 5 pa’ las doce” se entrelaza con la carrera de Zavarce, quien, a través de esta pieza, viajó por todo el continente americano. En una entrevista, Zavarce compartió que la canción fue incluida en el disco de Navidad titulado “El gallo pelón”. Su sorpresa fue monumental al descubrir que la canción no solo igualó, sino que superó el éxito de “El pájaro chogüi”, vendiendo millones de copias y trascendiendo fronteras hasta llegar a Japón.

Oswaldo Oropeza, un músico y compositor autodidacta, dejó una marca indeleble en la música venezolana. Arnaldo Vivas Toledo, amigo cercano, relata que Oropeza solía componer a solas, acompañado de su arpa y su cuatro. Sus hermanos, Irineo y Prisco Oropeza, también músicos talentosos, colaboraban en la creación de arreglos musicales, formando un equipo único.

Más allá de “Faltan 5 pa’ las doce”, Oropeza compuso una variada gama de canciones, desde “El Perico” hasta “La Tarde Gris” y “La Noche de tu Partida”. Su versatilidad le permitió incursionar en merengues, baladas, tangos y música llanera. El recuerdo de sus creaciones perdura en la memoria colectiva de los venezolanos.

La huella de Oropeza no se limita solo a su éxito musical. Participó como actor infantil en la película argentina “La Balada Elizabeth llegó esta tarde“, consolidando su nombre en la escena artística venezolana. Su mudanza a Carrizal no disminuyó su conexión con la música ni su círculo de amistades, que incluía a figuras destacadas como “Cantinflas”.

Oropeza, quien falleció el 3 de diciembre de 1998, se destacó no solo como músico, sino como un hombre sentimental, humanista y sencillo. Su legado perdura a través de las notas de sus composiciones, recordándonos la importancia de la música en la cultura venezolana y su contribución a la magia de la Navidad.

¿En qué está inspirada? ¿Cómo se produjo? ¿Qué es lo que quiere decir su estribillo?

La exploración sensorial del Año Nuevo

‘Faltan cinco pa’ las doce’ cobró vida para el fin de año de 1963 gracias al trabajo del compositor venezolano Oswaldo Oropeza (el mismo de ‘Mamá, ¿dónde están los juguetes?’) y el intérprete Néstor Zavarce.

En ese entonces, la intención con la melodía simplemente era completar un álbum de estudio de cerca de 10 canciones.

Sin embargo, el tema comenzó a ganar tanta popularidad que, literalmente, se ‘les salió de las manos’ y el público local lo convirtió en un himno nacional.

Luego, como comprueba la historia, se transformó en un verdadero patrimonio del fin de año latinoamericano.

La canción cumplió un papel determinante en la carrera de Oropeza y Zavarce, pues ambos cobraron inmenso reconocimiento.

Hasta entonces, de acuerdo con medios especializados en la música venezolana, ninguno de los dos había gozado de mayores comodidades económicas.

De hecho, algunos de ellos han apuntado que Zavarce tuvo que pedir dinero para comprar la ropa para su primera presentación.

Sobre Oropeza han dicho que debió trabajar desde muy pequeño para aportar económicamente en su hogar.

Quizás esa experiencia personal de haber vivido el ‘lado menos amable’ de la vida a tan temprana edad favoreció la exploración sentimental que ambos sacaron a relucir en ‘Faltan cinco pa’ las doce’.

El origen y el significado de una canción inmortal

Acerca de la historia real detrás del icónico tema no se ha logrado decretar una versión puntual.

Sin embargo, según han informado algunos medios venezolanos, la ‘vena navideña’ de Oropeza viene de una tradición familiar en la que el fin de año merecía un capítulo aparte.

Las experiencias junto a sus cinco hermanos habrían sido los motivantes de su interés por abordar el fin de año de una manera sentida y, sobre todo, original.

En cuanto al significado, fue Néstor Zavarce quien en una entrevista con ‘RCN’, a finales de la primera década del nuevo milenio, entregó detalles sobre los tres valores que, según dijo, contiene el estribillo:

  • La fe expresa en la parte de que “las campanas de la Iglesia están sonando”
  • La solidaridad implícita en “los abrazos que se confunden sin cesar”
  • El amor retratado en la idea de la “linda viejecita que me espera en las noches de una eterna Navidad”.

El símbolo eterno de la Navidad

Después del ‘boom’ de la versión original, cada cierto tiempo se han lanzado varias adaptaciones de ‘Faltan cinco pa’ las doce’.

En Colombia, el barranquillero Aníbal Velásquez fue quien adaptó fructuosamente la canción al ritmo de la música de guaracha. Esa, quizá, sea una de las versiones más escuchadas en ese país.

Oswaldo Oropeza falleció el 3 de diciembre de 1998 y Néstor Zavarce el 27 de agosto de 2010.

Actualmente su legado sigue más vigente que nunca gracias a que ‘Faltan cinco pa’ las doce’ no ha parado de sonar.

A lo mejor, esa constante se mantenga por muchos años más pues, como dice el estribillo, la Navidad es “eterna”.