Debate en Colombia por la propuesta de importación de gas desde Venezuela: Retos, incertidumbres y antecedentes del comercio bilateral

En el marco de la reciente propuesta del Gobierno Nacional de importar gas desde Venezuela, la iniciativa ha desatado un acalorado debate en el sector, con diversas críticas provenientes de diferentes agentes. La preocupación central radica en las posibles implicaciones para la autosuficiencia energética del país y los potenciales aumentos en los precios para los usuarios finales.

Esta decisión de política pública surge como respuesta a la disminución de las reservas y la oferta local de gas, consecuencia de la implementación de políticas previas que han limitado la asignación de nuevos contratos de exploración y explotación de hidrocarburos. Sin embargo, la viabilidad de esta opción genera cuestionamientos, especialmente dado que, a más de 18 años de la firma del acuerdo en 2004, Venezuela aún no cumple con los requisitos originalmente pactados.

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Desde mediados de 2015, cuando cesaron las exportaciones de gas de Colombia a Venezuela, el país ha estado a la espera de la reversión de estos flujos para incorporar cantidades adicionales a su oferta nacional. No obstante, diversos obstáculos, como aspectos climáticos, problemas técnicos y la ruptura de relaciones diplomáticas y comerciales en 2019, han retrasado este proceso hasta su restablecimiento en agosto de 2022.

A junio de 2023, la incertidumbre persiste respecto a la fecha de inicio de las importaciones, así como a aspectos cruciales como los volúmenes a suministrar y la metodología para la fijación de precios. En este contexto, es esencial examinar los aspectos relevantes de la operación, incluyendo el desarrollo de la infraestructura y la contrastación entre los volúmenes comprometidos y los entregados.

En lo que respecta a la infraestructura, PDVSA construyó el gasoducto Antonio Ricaurte, inaugurado en octubre de 2007 por los entonces presidentes Álvaro Uribe y Hugo Chávez. Este gasoducto, con una longitud de 224,4 km, de los cuales 88,5 km están en territorio colombiano, cuenta con una capacidad de 500 Mpcd y representó una inversión de US$ 335 MM.

A medida que la situación evoluciona, se plantea la necesidad de evaluar cuidadosamente la oportunidad y viabilidad de concretar estas importaciones de gas desde Venezuela, considerando tanto los aspectos técnicos como los implicados en la política energética nacional.

La operación de comercio internacional de gas entre Colombia y Venezuela ha sido singular desde sus inicios, presentando particularidades que la distinguen. El acuerdo de suministro se caracterizó por su estructura a dos tiempos: Colombia iniciaba exportando gas a Venezuela durante cuatro años (2008-2011), para luego revertir los flujos a partir de 2012, momento en el cual Venezuela asumía la responsabilidad de exportar gas a Colombia durante los siguientes 16 años.

En teoría, este acuerdo prometía ser beneficioso para ambas naciones, estableciendo una relación “gana-gana”. Por un lado, Colombia colocaba su excedente de producción, preparándose para cubrir su déficit de gas proyectado para 2018. Por otro lado, Venezuela no solo abordaba parte de su déficit de gas, sino que también aseguraba un mercado para su gas natural proveniente de proyectos en desarrollo, programados para entrar en producción en 2012 según las estimaciones de PDVSA.

El comportamiento de las exportaciones de gas hacia Venezuela durante los 7,5 años que inicialmente estaban proyectados para cuatro años se refleja en el cuadro adjunto. En él, se detallan los precios de venta y los volúmenes entregados, contrastándolos con los volúmenes comprometidos para los primeros cuatro años. Los datos revelan el cumplimiento total de los compromisos, incluso con cantidades excedentes. Es destacable que, para la fijación del precio de este gas exportado a Venezuela, se tomaba como referencia el precio en boca de pozo del gas de La Guajira.

Este análisis proporciona una visión clara de cómo la dinámica de la operación ha evolucionado a lo largo del tiempo, destacando la efectividad en el cumplimiento de los acuerdos y el respaldo de la infraestructura establecida, como el gasoducto Antonio Ricaurte inaugurado en octubre de 2007. A medida que se considera la posibilidad de reanudar las importaciones de gas desde Venezuela, estos antecedentes pueden ofrecer valiosos insights para evaluar la viabilidad y los posibles beneficios de continuar esta colaboración energética entre ambas naciones.

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Desafíos y costos en la rehabilitación del gaseoducto para importar gas desde Venezuela

La rehabilitación del gaseoducto destinado a la importación de gas desde Venezuela plantearía un desafío económico significativo, con estimaciones aproximadas de alrededor de 2000 millones de dólares.

Es importante destacar que la infraestructura existente enfrenta la complicación adicional de tramos de tubería robados tanto en Colombia como en Venezuela. Ante este escenario, el Presidente Petro deberá evaluar detenidamente estos aspectos antes de avanzar en la materialización de la propuesta de importación de gas.