En un giro sorprendente y condenable, se ha revelado un innovador sistema de compra de votos en el departamento del Atlántico que ha captado la atención por su nivel de ingenio y maquinación.
Se trata de un sistema electoral que utiliza un bolígrafo como elemento clave. Según informes, este método habría funcionado a la perfección en las elecciones celebradas el pasado 29 de octubre.
La táctica inicia con el contacto de los votantes, a quienes se les ofrece un anticipo de $100.000 como incentivo para votar por un candidato específico. El pago total asciende a $300.000, pero los $200.000 restantes solo se entregan después de que el votante envíe un comprobante que demuestre que ha cumplido con su parte del trato.
El votante recibe un bolígrafo marcado con un número como parte de este pacto. El día de las elecciones, los votantes deben regresar a los puntos designados por los compradores de votos, donde deben entregar una foto que muestre el bolígrafo marcado y evidencie la marcación de los votos en los tarjetones.
La peculiaridad de este método es que aquellos votantes que no presenten la foto con el bolígrafo marcado no reciben los $200.000 restantes, completando así el total acordado de $300.000.
Este método, considerado infalible para elegir candidatos en varios municipios, plantea serias preocupaciones sobre la integridad del proceso electoral y la legitimidad de los representantes elegidos. La compra de votos, como este sistema aparentemente eficiente, socava la esencia misma de la democracia y priva a los ciudadanos del derecho a reclamar por el futuro y desarrollo de sus comunidades. Las autoridades competentes deben investigar y abordar este tipo de prácticas ilegales para garantizar la transparencia en el sistema electoral.
