Noticias del viejo país

Ulises Redondo Cienfuegos

Por Ulises Redondo Cienfuegos

Todos los días nos llega una avalancha de noticias de los medios de comunicación tradicional replicado por las redes sociales que siguen anunciando el viejo país. Peor aun, anuncian las malas nuevas de un país anacrónico que se nos cae a pedazos.

Ese es el fiel reflejo de los poderes que se entronizaron en el país. Los que mandan, mandan aunque manden mal. La sanción penal, por incurrir en prácticas corruptas, de 40 millones de dólares impuesta por autoridades estadounidenses al grupo Aval, y otra por 20 de dólares por zanjar las acusaciones, caso sobornos de Odebrech y Corficolombiana a agentes del Estado Colombiano, Ruta del Sol II. El robo a Ecopetrol cercano a los de 80 millones de dólares en petróleo en la que estarían implicados 17 empresarios colombianos y funcionarios de la empresa. El intento de enlodar a Petro insinuando que a su campaña presidencial ingresaron dineros provenientes del narcotráfico en Yopal, Casanare, etc. Ya no nos sorprenden. Son los vicios y las bajas pasiones del viejo país. Las malas “nuevas” de lo viejo.

Para comprender lo que sucede es menester referirnos al significado del vocablo noticia. Derivado del latín notitĭa, el concepto de noticia da nombre al contenido de una información que nunca antes había sido comunicada. En otras palabras, la noticia constituye un saber o un conocimiento nuevo.
Para los anglosajones la palabra inglesa news significa “cosas nuevas”, plural de new (n.) “cosa nueva” (ver new, adj.); después del francés nouvelles, que se utilizó en las traducciones de la Biblia para representar el latín medieval nova (neutro plural) “noticias”, literalmente “cosas nuevas”.
Para los judíos, la palabra euangelion en el Griego-Judeo Coiné está compuesta de dos palabras separadas, “bueno” y “mensaje”. El significado literal de proclamar el Evangelio es, anunciar a alguien que algo (verdaderamente) bueno haya ocurrido.
Del latín tardío o vulgar: evangelĭum, y este del griego εὐαγγέλιον euangelion; propiamente ‘buena nueva’. Para los judíos seguidores de Jesús el “Reino de los Dios” era una noticia extraordinaria, muy buena, por eso la llamaron “evangelio”, que en griego significa “la buena noticia”. Era el reino del amor en contraste con las vetustas estructuras de la muerte.

Es de suma importancia decir que lo sucedido en la Antigüedad o en la Modernidad, escrito por la literatura ilustrada, literatura moderna o literatura universal, por ejemplo, puede resultar novedoso a la luz de los acontecimientos actuales. Nos enseña el pasado reinterpretándolo. Noticia a los ojos de alguien que ausculta, que lo lee hoy.

Estamos atrapados por el viejo país. Anonadados, enajenados, alienados. Reciclando de entre la “basura”. Y sí, algunos muebles podrán recuperarse de la tormenta. Pero no podemos anclarnos a lo viejo ni insistir en revivir a los “muertos”. Podría convertirse en una pesadilla sempiterna. Ahora bien, una golondrina no hace verano. Petro intenta un tránsito que resulta hirsuto hacia lo que podrían ser los cimientos de una “nueva” nación. Hasta ahora son paliativos. Sin embargo, no es cambiando a una persona por otra, en este caso el presidente, por muy buenas intensiones que él tenga, como cambia el país. Todos necesitamos cambiar la mentalidad obsoleta. Bueno no todos. No somos las viejas generaciones las que hemos sobrevivido, al viejo país, unos adaptándonos, los otros resignándonos, unos más resistiendo pero por obvias razones el reloj de sus vidas está por detenerse, quienes abanderemos ideológicamente los cambios sociales. No obstante a que hay viejos con mentalidad “nueva” y jóvenes con el cerebro en obra negra. Es tarea de las nuevas generaciones, las que ya ni siquiera pueden sobrevivir en el viejo país donde cada vez son más escazas las oportunidades. Tendrán que organizarse y movilizarse internamente o movilizarse hacia el exterior como masas de migrantes.

ROMPER LA TRADICIÓN

“Dado no quiere decir inmodificable. El hombre tiene carácter innovador y, por gracia del mismo, puede crear situaciones radicalmente nuevas de tipo cultural, político, social, económico, etc., y también personal; aunque de ordinario el carácter innovador del hombre se manifiesta en la continua transformación a que somete las situaciones dadas. Entre lo tradicional y lo creacional (…)

Con frecuencia se crean situaciones de conflicto entre las situaciones dadas modificables, pero que pretenden permanecer siempre “in statu quo”, y las nuevas situaciones creadas o en vías de creación: entre lo tradicional y lo creacional. Al hombre no se le puede negar su carácter proyectivo, utópico, creador, a nombre de lo dado o tradición. El tradicionalismo, en cuanto actitud que trata de conservar lo dado, fijando la vida humana en formas pretéritas y preteridas, es un estéril conservadurismo. Pero, sin esa entrega (tradición), la creación de nuevas situaciones carecerían de piso. Sin tradición no hay vida humana posible, porque el hombre no puede vivir en el ancho mundo a la intemperie, sino atemperado o cobijado en su forma propia de estar en el mundo que debe asumir, o, incluso, si quiere, romper con ella para buscarse otra. Pero la misma ruptura indica que se ha recibido previamente aquello con lo que se rompe. Frente a las situaciones conflictivas hay que saber situarse”. (Metafísica desde Latinoamérica. Germán Marquinez Argote).

No estamos lejos de esa resistencia activa de la juventud. Ellos deberán parir el nuevo país por doloroso que resulte. El estallido social fue el principio de la lucha. ¿Por qué no la Octava papeleta? Una nueva constituyente nos dará la oportunidad de cerrarle la puerta al modelo neoliberal.

Los medios tradicionales de comunicación seguirán vendiendo muerte como mercancía de un viejo país moribundo. “Dejad que los muertos entierren a sus muertos”.