Verdades y falsedades sobre los inicios de Barranquilla (I)

Las verdades que se esconden detrás del “mito fundacional de Barranquilla”


Por Armando Luis Arrieta Barbosa

Año tras año, al acercarse el día de Barranquilla, las instituciones educativas de la ciudad y otras entidades difusoras de la cultura, organizan eventos donde se habla de la ciudad. Asimismo, en la prensa y en las revistas se publican escritos sobre el tema en cuestión. Este año de 2023 no fue la excepción, especialmente por conmemorarse los 210 años de haber sido erigido en villa el entonces Sitio y Feligresía de San Nicolás de Barranquilla.
Entre las publicaciones aparecidas en la prensa, pudimos leer varios escritos, refiriéndose de manera particular, al mito fundacional de Barranquilla. Coincidiendo todos ellos, en desmentir los relatos recogidos por don Domingo Malabet de la historia oral de Galapa, según los cuales los ganaderos de este pueblo fundaron a Barranquilla. Pero, ¿son realmente estos relatos una simple ficción alejada de la realidad?
Para intentar dar respuesta a este interrogante, comenzaremos diciendo que hacía principios del siglo XVII, como resultado del incremento de la inmigración española en la provincia de Cartagena, aumentó también la demanda de terrenos en esta región. A su vez, esto acrecentó los repartos legales de tierras por parte del cabildo de Cartagena, pero también las ocupaciones de hecho, muchas veces de los terrenos pertenecientes a los indígenas.
Lo anterior, generó muchas quejas por parte de las comunidades indígenas afectadas, los que reclamaban, además, por los daños ocasionados en sus cultivos por el ganado, los cerdos y demás animales de los hacendados vecinos. A las quejas y reclamos de los indígenas se sumaron también, las presiones de muchos inmigrantes españoles que clamaban tierras donde montar haciendas ganaderas o estancias agrícolas.
En respuesta a las quejas de los indígenas y a las presiones de los españoles, la Real Audiencia de Santa Fe de Bogotá envió al oidor Juan de Villabona a Cartagena en el primer semestre de 1610 para dar una solución integral a esta problemática. Para resolver el problema de falta de tierras reclamadas por los españoles, este visitador agrupó a la población indígena dispersa en los pueblos más grandes y agregó a estos, los pueblos pequeños. Lo anterior, con el fin de reducir a un mínimo el espacio asignado a los indígenas.
Luego, para dar solución al problema relacionado con los maltratos, abusos y daños causados por el ganado de los hacendados a los cultivos de los indígenas, Villabona publicó sus ordenanzas de 29 de abril de 1611. En estas ordenanzas este visitador, además de regular las relaciones de los indígenas con sus encomenderos, mayordomos y curas doctrineros, decretó la salida de todos los españoles, negros, mestizos y animales que hubiere en los alrededores de los pueblos indígenas.
Asimismo, para evitar que los españoles siguieran tomando las tierras de los nativos y entrando sin permiso a las mismas, alegando la falta de linderos, mediante el Auto de 5 de mayo de 1611, el visitador Juan de Villabona creo los resguardos indígenas. Es decir, asignó a cada uno de los pueblos indígenas grandes que habían resultado al trasladar a ellos los indígenas que vivían dispersos cerca de los mismos, un pedazo de tierra de una legua a la redonda. Tierras que solo debían ser utilizadas para cultivar y tomar de ellas lo necesario.
Como resultado de la aplicación de esta política reduccionista, Juan de Villabona visitó el sector norte de Tierradentro en el mes de julio de 1610. Entre la labor desarrollada por este visitador en este espacio geográfico, estuvo la reubicación en el pueblo de Malambo de los indígenas que vivían dispersos en el área que hoy ocupa el municipio de Soledad. Asimismo, el traslado a Galapa de los indígenas que sobrevivían en las tierras del actual distrito de Barranquilla y, a Tubará, a los del área del municipio de Puerto Colombia.
Pero la labor desarrollada en este visitador en este sector de Tierradentro no terminó ahí. También, creó los resguardos indígenas de Malambo, Galapa y Tubará y desalojó a los españoles que tenían haciendas ganaderas y estancias agrícolas en las tierras dadas en resguardo a estos pueblos. Igualmente, atendió a la reubicación de estos hacendados y estancieros españoles con su ganado y sus trabajadores blancos, negros y mestizos en la franja cercana al río Magdalena, donde el cabildo de Cartagena les adjudicó nuevas tierras.
Como resultado de este proceso de reubicación forzada de los blancos, mestizos y negros que vivían en las tierras de Malambo, Galapa y Tubará, aparecieron entre 1610 y 1611 varios caseríos de hombres libres en la ribera del río. Entre estos, La Playa y Siape en la ribera del caño de La Piña, uno de los brazos de desagüe del río Magdalena. También, aparecieron los caseríos de La Concepción, Veranillo y Camacho, en la ribera del caño de Veranillo, que formaba parte del brazo de Soledad.
A partir de ese momento, el espacio comprendido entre el río Magdalena, el mar Caribe y los resguardos de Malambo, Galapa y Tubará, donde estaban incluidos los caseríos antes mencionados, empezó a ser conocido con el nombre de Sitio de Camacho. Pero también, empezó a llamarse Camacho, al caserío de hombres libres blancos y mestizos que se formó principalmente con los ganaderos y estancieros que vivían en Galapa y fueron reubicados por el visitador Juan de Villabona en el sector del actual barrio “Abajo” de Barranquilla.
Lo anterior se puede constatar en una adjudicación tierra hecha por el cabildo de Cartagena en 1625, en la cual puede leerse inicialmente que, se hace entrega de “cuatro cavallerías de tierras, en la tierra adentro, en el sitio que llaman Camacho”. Pero a continuación se dice que la entrega se hace a “tres cuartos de legua del dicho sitio de Camacho, para la sierra y camino que va a Galapa”. De lo que se puede colegir que inicialmente se hace referencia al espacio donde se encuentran las tierras y, luego, al caserío.
Una vez reubicados los hacendados de Galapa en la ribera del río, el visitador Villabona ordenó al cabildo de Cartagena la adjudicación de todas las tierras disponibles en el sector de Camacho. En consecuencia, según se puede constatarse en un informe de Domingo Malabet de 1876 y en los documentos publicados por Eduardo Gutiérrez de Piñeres en 1924, entre los años de 1611 y 1637 terminaron de adjudicarse, prácticamente, todas las tierras que hoy corresponden al distrito de Barranquilla.
Entre los terrenos entregados por el cabildo de Cartagena después de 1611, encontramos la adjudicación hecha a Juan de la Hoz en el sector de Mequejo. Las tierras entregadas a Juan Casetas de Bayarte hacia la Sierrita. Los terrenos dados a Manuel Sanabria en Sabanilla (Salgar). Las tierras entregadas a Pedro Gómez por los lados de Siape. La adjudicación a Pedro Vásquez en Veranillo (Base Naval de Barranquilla) y los terrenos entregados a Nicolás de Barros en los alrededores de la ciénaga de Camacho (viejo centro de Barranquilla).
Como resultado de estas últimas adjudicaciones de tierras, aparecieron varias haciendas ganaderas en el sector de Camacho. Pero, como el agua y el pasto faltara en estas tierras durante los periodos de sequía, estos nuevos hacendados se vieron precisados a seguir la costumbre iniciada en el siglo XVI de traer el ganado a pastar al caño de Veranillo. Canal natural ubicado en el sector de la Vía 40 de Barranquilla y que recibió, precisamente, este nombre por servir de abrevadero al ganado durante los periodos de verano.
Esta rutina de traer el ganado a pastar a orillas de los caños del río Magdalena, está corroborada en una adjudicación de tierra realizada por el cabildo de Cartagena en 1624. En este documento publicado por Eduardo Gutiérrez de Piñeres en 1924 (p. 175), se afirma que se hace entrega de estos terrenos “en la tierra adentro, en las savanas, camino de la Barranca, donde come el ganado Bacuno de verano” Igualmente, es ratificada en un estudio realizado por la historiadora Marta Herrera Ángel en el año 2002.
Ahora bien, la costumbre de traer el ganado a pastar al caño de Veranillo, unida al traslado de los hacendados de Galapa a la ribera del río en 1611, darían inició a la tradición oral, según la cual, los ganaderos de Galapa fundaron a Barranquilla. Más tarde, esta tradición oral fue reforzada, al ordenar el virrey Sebastián de Eslava al alcalde pedáneo de Barranquilla, Lorenzo Téllez, el traslado a este centro poblado de los hombres libres blancos y mestizos que vivían en Galapa, El Carmen (Cacaramoa) y Sabanilla.
Sin embargo, al pasar esta tradición oral de generación en generación, poco a poco se fue deformando, al agregarle la gente nuevos elementos alejados de la realidad. Siendo, precisamente estos relatos nutridos por la inventiva popular, los que llegaron a oídos de Domingo Malabet en la segunda mitad del siglo XIX. Pero, al no tener este pensador documentos a la mano que los desmintieran, los tomó como base para elaborar su propia versión de los hechos, agregando nuevas informaciones y tornándolos más coherentes y creíbles.
No obstante, las deformaciones que sufrieron los hechos históricos que sirvieron de base a los relatos recogidos por Malabet, en la versión de este pensador, aún se conservan varios elementos de la realidad. Pero, de ellos se hablará en una próxima publicación, donde se analizará la propuesta de Domingo Malabet, se resaltarán los aciertos y desaciertos al escribir esta hipótesis y, se identificarán los saberes y desconocimientos que tenía este pensador al momento de escribirla.
Armando Luis Arrieta Barbosa,
Historiador, Magister en Historia, Doctor en Educación.
WhatsApp: 301 781 7267. Correo electrónico: [email protected]

Referencias Bibliográficas
Auto del visitador Juan de Villabona sobre resguardos indígenas. Mayo 5 de 1611. AGN, Visitas de Bolívar, I, f. 422.
Gutiérrez de Piñeres, Eduardo. (1924). Documentos para la Historia del Departamento de Bolívar. Cartagena: Imprenta Departamental.
Herrera Ángel, Marta. (2002). Ordenar para Controlar. Bogotá: Academia Colombiana de la Historia, Instituto Colombiano de Antropología e Historia.
Ordenanzas del visitador Juan de Villabona sobre el Buen Gobierno de los Indios de la Provincia de Cartagena. AGN, Visitas de Bolívar, I, ff. 404-420.
Vergara, José Ramón y Baena, Fernando. (1922). Barranquilla: Su Pasado y Su Presente. Barranquilla: Alirio Bernal Editor (1946).