Historia de Cervecería Águila “Sin igual y siempre Igual”

La cervecería Barranquilla, fundada en 1913, produjo la primera Águila.
Águila nació en Barranquilla un 22 de abril de 1913, y su origen se podría atribuír a la eterna rivalidad costeña entre cartageneros y barranquilleros.


Nació en cuna de oro, pues uno de sus ‘padres’ fue el millonario Ernesto Cortissoz, que tomaba cerveza Gallo Negro, importada desde Alemania en los boliches y los clubes sociales que él mismo había creado en Barranquilla. La ciudad, de a penas 40.000 habitantes, era considerada la capital del comercio de Colombia. Tenía puerto marítimo, fluvial y aeropuerto.


Para la época (1900), la cerveza competía con la chicha y el guarapo en varias ciudades del interior del país, donde ya la producían, pero la élite costeña, la tomaba importada. En 1905, no obstante, la historia cambió. A Barranquilla llegó la cerveza Toro Negro, producida por la recién fundada cervecería Bolívar, de Cartagena. Pero, ¿cómo era posible que Barranquilla, la más pujante, se viera inundada por una cerveza de su pequeñísima vecina heroica? El primero en percatarse del asunto fue Ernesto –hijo del judío Jacobo Cortissoz y Julia Álvarez Correa– que había sido formado para ser empresario, competitivo y exitoso. Ernesto estudió en Bremen (Alemania) e hizo sus estudios superiores en Londres (Inglaterra). Hablaba inglés, francés e italiano. Ya había estado tras la fundación del Club Social de Barranquilla y, más tarde, en 1919, estaría en la gestación de la primera aerolínea: la Sociedad Colombo Alemana de Transportes Aéreos, Scadta, que luego se convertiría en Avianca (por eso el Aeropuerto de Barranquilla lleva su nombre). Al joven Ernesto también le endilgan la llegada del béisbol al país.


Pues ese hombre –junto a otro judío, Ricardo Alvarez-Correa, en asocio con el industrial católico Alberto Osorio– es considerado el responsable de la aparición de la primera cerveza made in Barranquilla.


Hace cien años fundó la cervecería Barranquilla y lanzó tres marcas: ‘Cuando quiera tomar buena cerveza, pida Águila, El Escudo o San Nicolás’, decía una de sus primeras publicidades, que intentaba espantar al ‘Toro’ cartagenero.


Adlai Stevenson, historiador y periodista barranquillero, recuerda que el sabor fresco de Águila es de origen cubano y de autoría de William Staaden, un ingeniero estadounidense que venía de ser jefe de la Cervecería Tropical de La Habana (Cuba), y de una serie de expertos cerveceros alemanes que fueron llevados por Cortissoz a Barranquilla. “Aquí se quedaron a vivir y aquí murieron los verdaderos creadores del Águila”, dice.


La cervecera, pese a nacer en la elite, siempre tuvo un espíritu popular, seguramente porque, como dice Juan Gossaín, “en términos de consumo, las diferencias de clase social en la costa prácticamente no existen”. El Águila es y siempre ha sido como el Carnaval, en una misma carpa pueden estar patronos y empleados sin distingo. Gossaín agrega que esa elite costeña entendía muy bien lo popular.


Pronto la naciente cervecería Barranquilla consiguió su cometido: absorber a su competidora y eliminar a la cerveza Toro Negro. En 1917 se fundieron en una sola compañía que llamaron Cervecería Barranquilla y Bolívar, de propiedad de los Cortissoz. “Pero Águila no se hizo grande con ellos”, alega Alfredo de La Espriella, director del Museo Romántico de Barranquilla, donde reposan etiquetas y avisos históricos de la marca. Según él era un asunto de costeños, y en Bogotá se tomaba, pero era muy costosa. “Se volvió realmente masiva solo en manos de don Mario Santo Domingo, que la compró en 1933”, agrega de La Espriella.

Los Cortissoz y los Heinss, estaban muy ocupados con el negocio de la aviación y la cerveza solo les había dado pérdidas. Entró en liquidación. Federico Arocha (el liquidador) se la vendió a Santo Domingo por 150.000 pesos. La primera decisión que tomó el nuevo dueño, fue seguir produciendo solo y exclusivamente Águila.


Siempre igual…


Con Santo Domingo, llegó una nueva etapa para la marca. El célebre Álvaro Cepeda Samudio, amigo de don Mario y de Gabriel García Márquez, fue el encargado de crear la nueva estrategia.

Lanzó eslóganes famosos como ‘Pásame un Águila, pero volando’, y salió la inolvidable ‘Sin igual y siempre igual’ que le atribuyen a Samudio, pero que en realidad, según varios historiadores costeños, como Heriberto Fiorillo, fue idea de don Mario, quien le apostó al modelo cubano de salones de baile para proyectar la marca. En 1937 el arquitecto Manuel Carrera, de Cuba, construyó el Jardín Águila, un gran centro de fiestas con orquesta al modelo de la isla. Todo iba de maravilla hasta que llegó a Barranquilla la cerveza Germania, de Bavaria. “Fue una lucha a muerte, donde Bavaria lo hizo muy bien y Águila, muy mal”, recuerda Guillermo Muñoz, un antioqueño que, para la época, era jefe de Ventas de Bavaria. Águila cambió su etiqueta por una de color blanco y sin el nombre de Barranquilla, intentando hacerla más global. Esto, en plena competencia con Germania, fue fatal, agrega.


“La jugada maestra”


Bavaria se ganó el mercado y Águila estaba condenada a la quiebra. “Pero don Mario, en su inmensa sabiduría para los negocios –dice Muñoz– ofreció su empresa para embotellar los productos de la competencia, y mostró su cervecera como atractiva para Bavaria”. Y lo logró, en 1968 Águila se fusionó con Bavaria y don Mario recibió un diez por ciento de acciones de la cervecería más grande del país. “Revitalizamos la marca, le devolvimos la etiqueta original y empezó la verdadera época dorada de Águila”, dice Muñoz, quien fue nombrado entonces presidente de Águila. Unos 20 años después, los Santo Domingo, representados ahora por Julio Mario (hijo), pasaron de tener el 10 al 75 por ciento de las acciones de Bavaria, haciéndose al control de la empresa.

Águila se convirtió en la número uno del mercado y en 1995 empezó a patrocinar el fútbol profesional colombiano. Cinco años después lanzó la estrategia de las Chicas Águila, que aún persiste.

En el mejor momento de la marca, en 2005, Bavaria fue vendida a SABMiller por unos 7.000 millones de dólares (Julio Mario pidió que le pagaran una parte en acciones, como lo hizo su papá). Así la cerveza de Barranquilla, la que cumple cien años de historia, pasó de ser la hija única de la élite Barranquillera a una de las 230 del conglomerado SABMiller. No obstante, es de las preferidas. En su cumpleaños lanzarán la casa por la ventana: harán más de 1.000 eventos y saldrá a la venta una colección de latas con etiquetas históricas. Águila es hoy la segunda cerveza más consumida del país, después de Poker, su sabor, y hasta su logotipo, siguen intactos, como su eslogan: ‘Sin igual y siempre igual’.