Prevenir riesgos sociales podría evitar crisis en las operaciones en las empresas barranquilleras y del Atlántico por paros y problemas de orden público

  • El paro nacional en Colombia en el 2021 dejó más de US$3.000.000 millones de dólares en pérdidas
  • El 2022 en su último bimestre está enfrentando el aumento del dólar, la reforma tributaría
  • Para el 2023 el mayor reto es fijar salario mínimo con la negociación con los gremios y sindicatos. Estos factores podían provocar nuevas protestas y las empresas deben prepararse para enfrentarlas lo menos traumáticamente para que no afecten su economía y a sus empleados.

En Barranquilla y el Atlántico  las Falta de demanda, caída en ventas y disminución de flujo de efectivo las dificultades en la financiación, seguidos de las secuelas de la pandemia y la incertidumbre por los impuestos, paros y problemas de orden público, fueron las principales preocupaciones en el 2021, que ocasionaron que el 51% de los empresarios consultados redujo el número de trabajadores en los últimos dos meses. 

Para el 2022 según la encuesta ritmo empresarial en el 2022 las preocupaciones de los empresarios en el Atlántico el 26% están marcadas por la incertidumbre política, el 17% está preocupado por los impuestos y la reciente reforma tributaria , seguido de un 15% la disminución de la dinámica económica.

Otras cifras revelaron que en Colombia cuándo existe un problema originado por paro o protesta se pierden hasta cinco empleos por empresa  y El 75,6%  ha operado por debajo de la mitad de su capacidad o se ha visto obligado a  cerrar.  Eso sin contar que no pueden entregar sus productos o recibir los insumos de su producción.

Con toda esta problemática muchas  empresas y organizaciones se quedan sin de resolver el problema y  por eso desde ya, deben contar con mecanismos que prevean este tipo de problemáticas por medio de gestión de riesgos para leer el entorno y prevenir crisis operacionales en el 2023.

Un ejemplo  a esta situación en  Colombia  en  la Región del Guavio, en donde manifestantes decidieron bloquear las vías principales durante varios días, solicitando a la gobernación y la empresa de energía Enel que arreglará las mismas.

El hecho generó que dos unidades de la central hidroeléctrica fueran declaradas indisponibles tras no poder adelantar los mantenimientos requeridos en la operación, lo que, en su momento, señaló el directivo de la compañía se iba a traducir en mayores costos de energía para toda la población.

Como este, suceden múltiples casos en el Atlántico y es  la gestión de riesgos sociales una herramienta clave para el mejoramiento de estos entornos que garantiza una buena dinámica de la región en un momento de enfrentar un problema de orden público. Según Guillermo Pattigno, cofundador de ACD Consultores experto en construcción de entornos prósperos y sostenibles “Este tipo de estrategias son imprescindibles para reducir las consecuencias negativas de eventos inesperados como consecuencia  a diferentes circunstancias.

El experto agregó que no se debe esperar a tener el problema y que esto se puede prever   “con  ‘Diálogos Sostenibles’, que es básicamente una herramienta con la que se busca desarrollar estrategias preventivas dentro de las empresas, para que las organizaciones tengan un mejor relacionamiento con su entorno, con las comunidades, las instituciones y la sociedad civil, para desarrollar planes de acción  más solidarios y amigables y de esta manera evitar que se paralicen las empresas o se corra en riesgo la integridad de sus empleados.

Para evitar que las empresas del Atlántico colapsen en un momento de crisis,  deben hacer una simulación de posibles crisis, el experto sugiere que  “La idea, es trabajar esto con los equipos encargados de las áreas de la empresa, para qué de esta forma, en caso de que los hechos se materialicen, se puedan atender de forma inmediata y la organización no tenga que detener durante varios días su operación, se generen pérdidas económicas y las comunidades o los trabajadores tampoco se vean afectados. Lo primordial es establecer diálogos”

Cabe resaltar que este tipo de prácticas deben estar bajo el marco de las estrategias de Gestión de Riesgos, un área que se volvió más que necesaria en la actualidad para las organizaciones, y que según la encuesta de Deloitte sobre Gestión de Riesgos Empresariales, le permitiría al 76% de los responsables de esta área, responder eficazmente si mañana hubiese una emergencia importante.

En el mismo informe  se añade que tan solo el 49% de las compañías tienen manuales para solucionar contingencias y solo un 32% realizó simulaciones alguna vez, representadas en temas operativos, pero los datos no son iguales en cuanto a riesgos sociales, que la mayoría no contempla.

El no llevar adelante este tipo de estrategias de manera efectiva puede afectar diferentes niveles de la cadena de valor de la organización y causar pérdidas significativas en las ventas, bloqueos e interrupciones de la operación, incidentes de seguridad, afectación de la marca, reclamaciones, multas, entre otras cosas.

En el futuro de estas prácticas preventivas, las tecnologías también jugarán un papel para optimizar sus procesos, ya que facilitarán por medio del uso de data e inteligencia artificial la identificación temprana de una posible crisis, además que logrará determinar los escenarios y las soluciones para atenderla de la mejor manera.