Según internos de cárcel de Tuluá: ‘‘Los dejaron quemar vivos, nadie abrió la puerta’’

Las ventanas y barrotes teñidos de un oscuro cenizo dan cuenta del infierno que se desató al interior del pabellón 8.

El infierno vivido en la cárcel de Tuluá, centro del Valle del Cauca, se inició la 1:30 de la madrugada de este martes 28 de junio cuando en medio de una discusión entre dos reclusos del pabellón 8, fueron prendidas algunas colchonetas que no pudieron ser apagadas.
El director del Inpec, general Tito Castellanos relató que: “Hubo una riña entre ellos mismos, se atacaron con objetos contundentes. Dos privados de la libertad se estaban agrediendo, posiblemente pudo haber heridas con armas blancas artesanales como son los cepillos de dientes que ellos mismos utilizan”.
Informa el INPEC que cuando los dragoneantes llegaron para controlar la situación algunos reclusos prendieron fuego a sus colchonetas y un par de instantes después las llamas se salieron de control. Más de 160 presos del pabellón se enfrentaban a un incendio de grandes magnitudes.
Dijo la familiar de uno de los internos que: “Las llamas eran tan desesperante que se tuvieron que meter debajo de los colchones”.
Esta cárcel tiene una sobrepoblación del 17% y una infraestructura obsoleta. En ese pabellón de más de 60 años de antigüedad no hubo cómo apagar oportunamente las llamas.
Las primeras pesquisas indican, según corrobora el director del INPEC, que “no contaba con sistemas antincendios, lo que manejamos nosotros inicialmente son los extintores portátiles que estaban a cargo de la guardia y fueron utilizados totalmente”.
Hay que decir que el cuerpo de bomberos del municipio con todas sus capacidades llegó para atender la emergencia mientras el humo se propagaba por toda la penitenciaria.
Ante los medios, uno de los sobrevivientes gritó que los dejaron quemar vivos: “Ellos pedían auxilio, se quemaban vivos, nadie abría la puerta. Fue negligencia, los dejaron quemar vivos”.
Denunciaron algunos familiares de los presos que muchas de las víctimas murieron en las celdas, impotentes y acorralados por las llamas y el espeso humo.
Hacia las 2:30 de la madrugada el incendio estaba controlado, pero el panorama era desgarrador; decenas de reclusos fueron trasladados a centros asistenciales.
Una vez fue controlado el incendio el panorama era desgarrador, dos de los internos murieron en hospitales del municipio y otros 49 fallecieron al interior del pabellón 8 de la cárcel de Tuluá.
Las ventanas y barrotes teñidos de un oscuro cenizo dan cuenta del infierno que se desató al interior del pabellón que viste hoy de luto al corazón del Valle.