Ruta de aprendizaje de los cuerpos de agua

La Barranquilla anfibia y su origen a partir de los cuerpos de agua, el problema del origen es una preocupación recurrente en el hombre tanto en las Ciencias Naturales: Biología, Botánica, Zoología, Química, etc, su búsqueda sin dudas, el origen de la vida en nuestra casa común, la tierra, igualmente las Ciencias Sociales: Historia, Arqueología, Antropología, Geografía, Filosofía… su búsqueda: el origen de nuestra sociedad en nuestra casa común, la tierra, a cada tiempo, cada generación, el hombre se interesa sobre los inicios de algo, estas inquietudes lo ha adentrado y adelantado a estudios increíbles (egiptología) a secuenciales analices cronológicos… siempre estamos en duda, en la búsqueda de un origen perdido, la primigenia, la médula, el átomo o el polvo cósmico.

Lo que realmente originó la edificación, la aparición física como población a Barranquilla, fue sin lugar a dudas, sus factores geográficos, emplazamiento estratégico, sitio de encrucijada, de ruptura de carga, una zona de comercio prehispánico, luego de contrabando de ultramar y sobre todo la re significación, la validación de el Rio Magdalena, como elemento definitivo para el desarrollo de la cultura, el hombre a lo largo de la historia ha ligado su destino a los cuerpos de agua, ríos, lagos, ciénagas… han sido las grandes forjadoras del desarrollo pleno de la humanidad: Egipto Rio Nilo, la Mesopotamia Ríos Tigris y el Éufrates, India Rio Ganges y Brahmaputra, la China Ríos Azul y Amarillo, Roma el Rio Tiber, ubicación estratégica proximidad a estas riquezas hidrográficas, representados en cuerpos de agua dulce.

LA HISTORIA OCULTA Y CASI FANTASMAL DE “LA CIÉNAGA BARRANQUILLA”.

Esta ciénaga valga su re-significación historica fue confundida por años con la Ciénaga de “Camacho” que quedaba más al norte cerca al actual corregimiento de La Playa, hoy frente a la Ciénaga de Mallorquín, este error tuvo su origen en la equivocada ubicación que le dieron a los hallazgos arqueológicos y osamenta, encontrados accidentalmente por el ingeniero Luis Armenta, ratificados por el antropólogo José Angulo Valdés y patentado como el pueblo de indios de “Camacho” por el geógrafo – topógrafo J.A. Blanco Barros en la página 200 de su texto “El Norte de Tierradentro” 1987, pero no hubo documento de la época que lo demostrara, no hubo fuente primaria que soportara, un simple ejercicio especulativo, que generó todo un mito histórico, al igual que la “transformación” de a Hacienda San Nicolás a Sitio de Libres cuando todos sabemos fue vendida de manera fraudulenta por su ultima encomendera Gertrudis Castillo Vda de Barros y de la Guerra:

La escritura se otorga en Cartagena el 8 de mayo de 1715, ante el escribano publico Domingo de Hernando. Las tierras de Guaimaral son las que están al occidente de esta población y caserío, por el sur con los terrenos de Carretal, siendo la línea divisoria el antiguo camino de Galapa, desde la loma Arenal hasta la Plaza de la Cruz Vieja” (Malabet Castañeda en Vergara y Baena 1922, pag. 14) y se tienen datos publicados por Jose A. Blanco en El Norte de Tierradentro donde con fuente primaria asegura: “Juan Casetas de Bayarte en el año 1625 recibió Cuatro caballerías de tierras, en la Tierradentro, en el sitio llamado Camacho…” (Blanco Barros 1987, pag. 213) o sea cuando la hacienda de San Nicolás se vende en 1.715, ya la población del sitio de Camacho tenía más de 90 años de edificado en la Plaza de la Iglesia de la Cruz Vieja.

El inicio de la equivocación histórica queda patentado en el texto “El Norte de Tieradentro” cuando se ubica el pueblo de nativos (Camacho en Norte del dpto) en el casco urbano de Barranquilla en su Declarado Centro Histórico (1.999):

El cementerio indígena hallado por Armenta debió tener estrella relación con él con el inmediato pueblo de indios llamado Camacho del cuál doña Ana Jiménez, segunda persona que lo tuvo en encomienda por escrito (1560) expreso estaba “junto a la mar y a la boca del Río Grande” (Blanco Barros J.A. 1987 pág. 200).

Nota: Plano Cementerio – de Armenta – Camacho – según Jose Angulo Villas, pagina 200 Norte Tierradentro.

La existencia de esta importante ciénaga la observamos en las distintas narraciones, o descripciones y pinturas realizadas sobre este cuerpo de aguas, que durante mucho tiempo fue la margen occidental del rio Magdalena, pero por el estancamiento de los depósitos de sedimentación, en la margen izquierda por el arrastre de los arroyos y caños, originan, las lomas 1 y 2 y algo de villanuevo, originando así “La ciénaga de Barranquilla”.

“También abrigaba en su seno la referida ciénaga grande, abundancia de peces de todas las clases, desde los más diminutos hasta corpulentos y poblaban sus orillas grandes, bandadas de aves acuáticas, de variedad y vistoso plumaje, por consiguiente esta ciénaga tan favorecida por la naturaleza que podía ofrecer al hombre alimento sano y abundante! (Vergara-Baena 1922, pag. 9)

La Ciénaga de Barranquilla fue la que permitió, la edificación, la construcción de Barranquilla como población, ella dicha ciénaga que venían interconectadas y finalizaban sus aguas en la mar, las ciénagas proyectadas de norte a sur, ciénaga de Camacho, la Larga, Manteca (Mallorquín), Ciénaga de Barranquilla, la Caimanera (hoy zona negra) y de ahí rio arriba conectadas con el sur del Atlántico. Un sistema hídrico complejo que los unía antiguamente, con: Soledad, Malambo, Sabanagrande, Santo Tomas, Martillo, Palmar de Varela, Ponedera… esta riqueza hídrica envidiable por cualquier ciudad del mundo que proporciona alimento sano y abundante al hombre, con caños naturales que corren próximos al río, para unirse más al norte, a la altura de lo que tiempo después se conoce como Veranillo, pero realmente es la proyección del caño Barranquilla (Ahuyama – Soledad).

“Siempre fue para los Barranquilleros un motivo de serias preocupaciones en encauzar las aguas de la ciénaga y arreglo los caños que a ella fluyen o que de ella se derivan. Ciénagas algunos por el retiro natural de las aguas, la propia ciénaga reduciendo a un estrecho canal, sobre todo desde la época de la construcción del Mercado Público y al quedar obstruido el caño de la Ahuyama y terraplenar la que de este va hacia la antigua Cruz Vieja (Malabet en Vergara y Baena 1922, pag 5).

En la Barranca El Morro, citado por los historiadores, Armando Arrieta Barbosa y Ruth Hernández tiene correspondencia por su ubicación en la calle del Comercio (hoy 32) con Callejón del Mono o Cuartel (hoy Kra 44) con Domingo Malabet Castañeda quien lo plantea como el atracadero de las primeras canoas que surcaron las aguas de la Ciénaga Barranquilla:

“(…) como al pie de la colina está el atracadero de las primeras canoas que surcaban la ciénaga traficaban en provisiones había llegado a ser para los vecinos, un punto obligado de reuniones diarias. Allí concurrían de mañana las personas que deseaban gozar un fresco, agradable y distraerse con el arribo de las embarcaciones, con la travesía del ganado que pasaba por la Loma o con la contemplación de aquel conjunto” (Malabet Castañeda en Vergara y Baena 1942, pag 12).

El mismo autor que recomendamos volver a estudiar, aunque, ha sido despectivamente, encasillado por sus detractores como “Romántico” Domingo Malabet Castañeda, está muy próximo a la realidad y en su momento lo demostraremos con interpretaciones cartográficas, al igual que las imprecisiones de Jose A. Blanco Barrios, “El Norte de Tierradentro” y todas las derivaciones publicadas posteriormente… El autor Malabet Castañeda ratifica en su escrito: “(…) al oriente de la segunda cuadra, como hemos dicho antes había una colina de buen piso y una altura que la ponía al cubierto de las inundaciones periódicas ocasionadas por la creciente de la denominada ciénaga. Era que el terreno una especie de plaza natural, visitada por frecuencia por los vecinos, como punto de mira de donde se contempla la fauna y extensión de la ciénaga” (Malabet Castañeda en Vergara y Baena 1922, pag. 12).

Son muchos los relatos de personajes en distintos tiempos, que dan testimonio de la existencia de la Ciénaga de Barranquilla, relatos, pinturas, grabados y fotografías que demuestran la veracidad de lo expuesto, para ilustrar de manera Panoramica, el caso del 25 abril de 1815, durante la masacre El Chuchal llevada a cabo por el español Vicente Valentina Capmani, que da inicio a la llamada “era del terror” llevada a cabo por Pablo Morillo de 1815 a 1820 la Villa Barranquilla fue incendiada por ser reconocida por el ejército rebelde de Los Patriotas, por ser fuerza dispuesta de Cartagena, porque aprovisionaba a Cartagena, por ser el Comando Central de la Defensa del Rio y por ser Barranquilla y su posición geográfica el control de todo lo que entra y de lo que sale de la Nueva Granada, nos apoyaremos en la crónica histórica “Historia de la Revolución en Colombia” de Jose Manuel Restrepo.

“(…) este desastre dio lugar a que toda la flotilla realista se precipita al entrar en el caño y siguiendo su curso penetrar a la ciénaga cuya anchura les permitió alejarse de la orilla disparando algunos cañonazos sobre la población (Gonzalez – Rubio, Carlos 1958, pag. 74).

Del mismo tiempo histórico, otra lectura de la ciénaga de Barranquillas según el relato de Juan Batis, cuñado de Jose Eugenio Macias, publicado en 1880 pasado 65 años de la Masacre El Chuchal, citado por los investigadora Mirta Buelvas A. en el texto “Lecturas Urbanas” del compilador Jose Miguel Sanchez Bonett.

“(…) en efecto, ya se sentía el delicioso céfiro precursor del esplendor del astro y a favor de una de las despejadas alboradas de la estación podía distinguirse el lindo lago que se extendía en frente (Buelvas, pag 61).

Uno de los visitantes extranjeros del siglo XIX de los más citados es el anarquista e ingeniero Eliseo Reclus, quien pasó, en su recorrida por la Sierra Nevada de Santa Marta, y que dió una lectura distinta a la manera de los extranjeros que se quejaban por todo, narra también recorrido de Sabanilla a Barranquilla, con lujos de detalle, narra su paso tácito por la Ciénaga de Camacho, Caño Hondo que lo nombra y el Canal de la Piña, Rio Yumma (Magdalena) arriba en sentido norte-sur hasta el Caño de Barranquilla (llamado en distintos tiempos de diferentes maneras Las Tablaza, Veranillo, de las Compañías), hasta llegar a la “Ciénaga de Barranquilla”, varadero milenario, sitio de embarque y desembarque de los nativos, aborígenes, originales (mas no indios) del territorio.

“En 1885, el aspecto que presenta la naciente ciudad en esa totalmente diferente según la descripción de Eliseo Reclus, decía que había encontrado en Barranquilla largas hileras de casas blancas, pequeños diques flotantes, bongos, lanchas, canoas, astilleros, que aún cuando la mayoría eran construcciones de techo de paja, mostraba ya los requerimientos del agitado puerto que despertaba (Buelvas Aldana, pag. 62).

Eliseo Reclus, era un personaje muy interesante y tiene ecos en revistas culturales y literarias tal es el caso de esta que encontré en una publicación de corte literario pero que sacaron una versión temática sobre el río Magdalena muy interesante:

“(…) a mi paso por allí habían diez vapores flotando o en construcción cinco inglés, tres americano, un alemán y uno solo perteneciente a una compañía anglo granadina” (Vía 40, 2011, página 15).

Igualmente con La Crónica del diplomático argentino Miguel Cané y que con mera presición descriptiva:

“Llegamos a Barranquilla pequeña ciudad de unas vente mil almas a la izquierda del Magdalena y sobre uno de los brazos o caños, cómo así lo llamaban a las bifurcaciones, inferiores al gran rio. Barranquilla ha adquirido importancia, hace poco tiempo desde que fue construido el ferrocarril que la liga con el mar, se ha hecho la vía obligada para penetrar a Colombia por el Atlántico quitando por consiguiente todo el comercio y el tránsito a la vieja colonia de Cartagena y Santa Marta” (Vía 40, 2011, segunda edición, pag. 17).

Un extraño y oscuro deseo de acabar con la Ciénaga de Barranquilla y la navegación artesanal, comenzaron a terraplenar irresponsablemente con la aprobación de las autoridades competentes, del momento histórico alcaldía, concejo, y comerciantes interesados en “unir” la isla de Barranquillita con la plataforma continental de Barranquilla, habria que ver la evolución del concepto, Barranquillita era una isla tan pequeña que su nombre en este caso era un diminutivo y que hoy en día gracias a ese relleno paulatino, pero constante desde el siglo XIX, hoy en día es “el gran sector industrial de Barranquillita”

La desecación sistemática y continua de la ciénaga de Barranquilla un delito premeditado de “Leza naturaleza”, el ecocidio más grande de la ciudad, oculta ante los ojos de los historiadores “contemporáneos” en Barranquillita la Isla, estaban las bodegas de grandes comerciantes que habían iniciado su proceso de relleno y loteo al margen occidental de la isla de Barranquillita, hasta reducir la Ciénaga a esta pútrida cloaca alargada canalizada, un caño vergonzante, ahora llamado Caño de la Auyama, o Soledad (realmente Caño de Barranquilla), una verdadera vergüenza hídrica nacional. Para 1893 se da otro golpe contundente debidamente formalizado por las autoridades y comerciantes de la ciudad: “(…) Esta última junta de canalización de la ciénaga presidida por el prefecto de la provincia el Señor Juan A. Gerlein y de la que forma parte del alcalde del distrito señor Rafael Vicente Cajar y los señores Demetrio Dávila y Francisco J. Palacio. El Concejo Municipal por Acuerdo No. 23 de junio de 1893 declaro vía pública la zona terraplenada y le dio el nombre de Paseo Rodrigo de Bastida (Vergara y Baena, 1922 página 5).

Encontramos una Junta Oficial de Canalización de la Ciénaga de Barranquilla con el alcalde, concejales y comerciante decididos por sus intereses a disecar la ciénaga de Barranquilla, vale resaltar que el presidente de la junta oficial es el comerciante Juan A. Gerlein, que junto con la familia de otros extranjeros, la familia de William Laad eran los dueños de los terrenos y bodegas instaladas en Barranquillita. La desecación oficial hasta el malecón Rodrigo Bastida, hoy calle 30 desde la carrera 46 hasta la carrera hasta la 41 afectó el Caño de Barranquilla (Auyama, Tramposos Tablanza-Veranillo, Compañías) limitando su caudal y aumentando su sedimentación. Para 1948 se proyectaron la carrera 41, 43 y 46 hasta Barranquillita con puentes, a diferencia de los de Venecia Italia que tiene un arco o una altura que permite la movilidad cómoda para sus góndolas con mercancías y viajantes, las del caño de Barranquilla en Barranquilla Col. fueron tan bajito que ni la basura puede pasar, matando la comunicación fluvial entre la barranca del Puerto Real (Plaza Ujueta) y la barranca del Playón con su actual muelle (atrás del edificio antiguo intendencia fluvial calle 30 con carrera 46), sepultando la navegación artesanal de bongos, balsas, canoas, piraguas y los champanes y el contacto directo con los pueblos del bajo Magdalena, pierde valor el Centro Histórico de la ciudad y los daños irreparables al sistema hídrico natural, las zonas se vuelven inundables en invierno perdiendo interés como zonas residenciales importantes, insalubridad de agua estancada que proporcionan epidemias.

Para ilustrar más este punto donde queda evidenciado por documentos de época, la participación directa activa de particulares en el proceso de relleno, loteo y desecación de la ciénaga de Barranquilla, comerciantes Implicados en la compra-venta, para mayor efecto citaremos un texto muy crítico de los historiadores Armando Arrieta Barboasa y Ruth Hernández Arévalo, sobre la negociación en 1871 el de la fábrica aguardiente y el Consejo Distrital:

“(…) para construir una fábrica de aguardiente en 1871, se informa acerca de la necesidad de terraplenar cerca de 20 metros al interior de la ciénaga para poder conciliar el negocio con el Distrito de Barranquilla (Notaria Primera de Barranquilla, Venta de un terreno situado a la orilla de la ciénaga T.I. Libro VII, escritura pública, numera 101, Baranquilla agosto 3 de 1871, Fs 18-27). Por otro lado, mediante Acuerdo No. 23 de 30 de junio de 1893, el Concejo Municipal además de aprobar la construcción del Mercado Público de la Plaza Ujueta, ordenó amurallar el viejo atracaderos de canoas conocido con el nombre de Puerto Real y construir un terraplén con el fin de evitar las inundaciones al occidente del caño del Mercado” (Arrieta Barbosa, Hernández Arévalo, 2007, pág. 86-87)

Indiscutiblemente si se hace un juicio de responsabilidades fueron sus diferentes político, la corrupción, la ingobernabilidad, el problema ambiental de los caños en alerta roja por su nivel de putrefacción, dejó de ser un tema urgente necesario y la ciudad, sus dirigentes políticos siguieron “progresando” con la aprobación de la ley 100 del 29 de 1962 el Congreso de la República evidencia a nivel nacional la problemática ambiental de los caños y por medio del Ministerio de Obras Públicas, el 20 de marzo de 1969 se firma con Navas y Ortega un contrato para tratar el problema de saturación, contaminación y basura acumulada un diagnóstico calamitoso proponen un sistemático y sostenido dragado que resultó insuficiente evento de palpable hoy.

“El Foro Hídrico, en su Resolución 023 del 2009” adicional la Resolución 189, 2008 de urgencia manifiesta para contratar obras de interventoría del proyecto de dragado y limpieza del caño de la Auyama, por la suma de 1.000 millones de pesos aportados por el Fondo Nacional de Calamidades”. Allí se presenta el siguiente escenario financiero de intervención sobre los caños: “El proyecto debe estar terminado en 2011 con una inversión del Ministerio del Medio Ambiente de $23.419 millones, Distrito $20.746 millones y Corporación Autónoma Regional del Atlántico $23.419 millones. Obras llevan un avance del 53% y es ejecutada por la Unión Temporal Cuenca Oriente 2006” (Stevenson Samper, Adlai “La triste y sucia historia de los caños”, Revista Latitud, El Heraldo Barranquilla, 15.09.2012).

La desaparición de ese enorme recurso hídrico de la Ciénaga de Barranquilla y caños, no podemos plantearlos ingenuamente como una consecuencia inevitable del desarrollo económico, comercial, industrial o social, como un precio por “pagar” por la llegada del “progreso” como lo han querido plantear, esto es un juicio de responsabilidades, responde a una mala planificación e intereses mezquinos, con poca sensibilidad ambiental… historia ocultada por entes de poder que pagan a “cronistas contemporáneos” para que sustenten falsas teorías o desviándolas discusiones y el posible interés de algún estudiantes que no tienen el derecho de escoger su tema de Tesis de grado, son temas impuestos muchas veces por profesores que los ponen a investigar temas de “sus” libros a publicar sin ninguna posibilidad de ejercer libertad o autonomía universitaria, y terminan los jóvenes cargando ladrillos sin ninguna clase de reconocimiento.

Sin una discusión a media voz si quiera…sin embargo, como dice Álvaro José Arroyo ” En Barranquilla me quedo”.

José Gregorio Stevenson Díaz.

Licenciado en Ciencias Sociales.

Imágenes: Grabados de la Ciénaga de Barranquilla.